domingo, 15 de noviembre de 2009

El Templo de Trimalción....machos eran los de antes? mmmmm....

"Éramos del sexo fuerte", escribe Petronio quien nunca vislumbró que en una misma época estaría María Teresa, Madame de Pompadour y la zarina Isabel. En la tapa del libro, leo un título: Satiricón. El libro- que nace antes que Jesús- se divide en 3: en el segundo capítulo aparece el templo de Trimalción; en sus jardines, un anciano juega a la pelota con sus hermosos esclavos de cabelleras largas; la urraca- desde la jaula de oro- saluda a los que entran."Todo esclavo que salga a la calle sin permiso del dueño recibirá 100 latigazos". Adentro...4 comedores, 20 dormitorios, pórticos de mármol; por las noches- a la luz de las lámparas de aceite- los amos les desgarran las vestiduras a los esclavos (buscan placer en los olores, en la piel). Un esclavo sirio tropieza con la alfombra de la profanación (en el piso de mármol caen los membrillos y el vino con miel; es abofeteado). Luego de introducirle su mano bajo la ropa, Trimalción grita: "¡Fuera el agua, que venga el vino!". A los costados veo- porque imagino cuando leo- acróbatas y una gallina de madera; los jóvenes tocan flautas en miniatura, trompetas; un bailarín mueve su caderas.

En el horizonte nace el sol (el festín parece no tener fin): los trozos de oso, el queso tierno y el caracol hace que las bocas de los comensales se haga agua. "Ya que no sabemos cuando hemos de morir, ¿por qué no aprovechamos la vida?". Dos mujeres, riéndose, se acercan, se besan (los hombres las ignoran). La estatua de la fortuna, el gran cuerno de la abundancia; dentro de una caja de oro- que está escondida- se encuentra la primera barba. "Quien nace en una choza no sueña con palacios". Los esclavos les lavan las manos a los invitados con perfumes o agua de nieve; antes de dormir, les frotan las espaldas con diferentes aceites. "Yo no me baño a diario- dice Trimalción- El agua tiene dientes y nuestra piel, bajo sus efectos, se disuelve". Los sirvientes sacan los restos de los tres cerdos de la mesa para dar lugar al plato principal: como si la comida fuera un arte, en la bandeja circular, gigante, los comensales contemplan los doce signos del zodíaco: la langosta representa a Capricornio, la liebre Sagitario, los garbanzos Aries. Libra es una balanza -que representa el equilibrio- con una torta- de un lado- y una tarta. En el centro de los doce signos se encuentra el panal de miel; la ley del banquete- la única- es gozar, comer. "Es como el paraíso", pensé (y luego recordé que dicha palabra no había nacido con los romanos sino con los persas) El capitulo dos del Satiricón ha terminado; yo, en un bosque de Alemania, recuerdo una frase de Petronio que parece haber sido leída por Cristóbal Colón: "La tierra, nuestra madre, está en el centro: es redonda como un huevo".

jueves, 12 de noviembre de 2009

Frases Judias y Nazis(ustedes sabra quien es quien)

"Sólo existen tres especies: nosotros, que somos nórdicos; los sub-humanos, que son los eslavos; y los judíos, que son anti-humanos".

"La palabras: "Estoy orgulloso de ser alemán" o "Estoy orgulloso de ser judío" me parecen inevitablemente estúpidas. También se podría decir: "Estoy orgulloso de mis ojos marrones".

"Cuando escucho la palabra cultura saco un revólver".

"En la edad media-dice Freud esbozando una sonrisa- me hubiesen quemado a mí. Hoy se conforman quemando mis libros"

"Para convertir a un hombre en un perro solo tienes que decirle varias veces: "¡Tú, perro!".

"Si uno se queda aquí cuando se puede ir, puede decirse de él que acepta tácitamente lo que está pasando".

"Las mujeres no pueden gobernar o pensar lógicamente, con objetividad, porque están gobernadas por las emociones".

"He perdido mi lengua nativa, ¿sabes lo que esto significa para un poeta?".

"Son niñas caprichosas con tendencia a frustrar el crecimiento de una raza dominante. Tienen un perversa preferencia por los realmente inferiores".

"Cualquier persona con una chispa de honor tendrán mucho cuidado en el futuro de convertirse en periodista"

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El misterioso tío Adolf

Dentro de la cabaña, los hijos de Goebbels escuchaban atentamente los cuentos inventados por el tío Adolf (les causaba mucha gracia el movimiento de su bigotito). "¡Cuéntanos el del búho!". "Yo quiero el del zorro". "Yo no quiero ninguno", pensó el más pequeño. Como todo orador, el tío Adolf accedió a todos los pedidos (casi se queda sin voz). Antes de irse, a cada niño, le regaló un caramelo.

- ¡Gracias por los cuentitos!
- ¡Gracias por los caramelos!
El más pequeño- que era el más desconfiado- le dijo: "Qué misterioso eres tío Adolf..."

Al cerrarse la puerta, el tío Adolf, bajo una noche estrellada, caminó por los valles de Viena. Contemplando la luna, sin arrodillarse, comenzó a susurrar: "Quiero ser lobo, quiero ser lobo, quiero ser lobo". Pero...uno a veces desea y nada sucede: el influjo lunar es quien transforma a la mujer en loba (Hitler espera el sol). En la punta del monte sagrado hace el saludo fascista; y se produce la magia, el misterio: frente a él se le aparece un espejo. Al ver su imagen, comienza a proclamar un discurso hasta que...dentro del espejo se encuentra Goebbels que, en un instante, toma cuerpo, se materializa. Luego de saludar al líder se dirige hacia la cabaña (Goebbels escucha como, tras su espalda, Hitler retoma su discurso, frente al espejo). El hijo más pequeño-el único que no comió el caramelo- es quien le abre la puerta.

- Es que...papá; no tengo sueño
- En algún momento caerás- el padre acompaña al hijo a la cama- ¿tus hermanos han comido los caramelos?
- Sí papá. Pero yo no
- Si te comes el caramelo que te ha traído el tío Adolf- Goebbels, como gran publicista, lo
hace desear- te contaré la historia del lobo y el cordero- y al decir la palabra cordero, el
niño abrió la boca.

Historia del lobo y el cordero

Junto a las mariposas, las flores renacen de la tierra, el pasto reverdece. Con el sol el lobo puede mirarse en el espejo: él es malo, muy feo. Y el lobo es quien grita, golpea el espejo: "¡Odio a los gitanos!". Las mariposas escapan, los vidrios desaparecen. "¡Odio a los judíos!", come tierra, pasto: "También a los negros". A los lejos...aparece el cordero (y así nace el título del cuento). El lobo austríaco- además de hablar- piensa: "El cordero no comprenderá lo que le diré-se acerca, muestra sus colmillos- Hoy lo comeré..."

- Yo te comeré...
- No- respondió el cordero blanco- No me comerás
- ¡¿Como?!- el lobo se encontraba sorprendido
- En algunos sueños los corderos hablan- se acerca al lobo- Pero yo soy real...y sé que no me comerás
- ¿Como que no te comeré?- el lobo mira hacia los costados- ¿Por qué?
- Porque yo soy un cordero puro, blanco. Y tú no, tú no, tú no...
- ¡Basta!- con sus garras tapa sus orejas- Lo ario...
- Tú no eres ario- las palabras del cordero tienen la fuerza de un huracán- Tú no eres rubio, no eres alemán. Tú no eres...
- ¡Basta, basta! ¡No lo soporto más!- el lobo prepara las garras- A tu voz, que es la oposición, yo, Adolf Hitler, la acallaré.
- Para mi silencio tendrás que comerme- el cordero sonríe- ¿Tienes deseos de hacerlo?- el lobo duda, piensa- No; los vegetarianos no comen corderos y tú sabes bien que, sin deseos, es imposible acceder al poder- al decir esta última palabra, el cordero creció y creció hasta transformarse en un cordero gigante; antes de comerse al lobo, le susurró- El más apto soy yo.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Historia de la Guillotina (Revolución Francesa)

Para la reina de Escocia, el tiempo era eterno: desde la tarima- sus manos atadas y su cabeza contra la madera- sentía las miradas de amor y odio, en una plaza (la iban a decapitar). El verdugo cubre su rostro con una tela negra, sube los escalones y mira el cuello de su víctima. El verdugo ya está preparado: al levantar el hacha, el metal que parece detenerse, reluce en todo su esplendor. Decapitar significa que la cabeza se desprenda del tronco, y para eso, el verdugo debía tener una precisión milimétrica y la víctima no podía permitirse ningún movimiento involuntario. El verdugo deja caer el hacha sobre el cuello de la reina y...no aparece el silencio de muerte. Los gritos de la reina son espeluznantes... su cuerpo tiembla. Los que presencian los gemidos cierran sus ojos, tapan sus oídos, dan media vuelta. El verdugo vive su peor pesadilla: desesperado saca el hacha, la vuelve a clavar. El tercer grito nunca lo podré olvidar.

Habían pasado más de ciento cincuenta años y muchos en Francia todavía recordaban lo que le había sucedido a la reina escocesa (primero escuché; luego olvidé; recordé; ahora lo escribo). “No hijo mío. La guillotina no es un arma. Es un método”. El método mata y los revolucionarios hacen cuentas, suman, multiplican; la guillotina es un principio de economía. “Mi invento inmoviliza al condenado- le dice Guillotin a los revolucionarios- Es el método mas rápido, limpio y humano”, y me quedé pensando en lo humano. E imaginé la madera cerrada que sujeta cuello y muñecas....el triángulo de hierro que caerá me hace imaginar- siempre imaginar- un corte pulcro, perfecto. “¿El método nace por la revolución o la revolución por el método?”. Los revolucionarios y su inventor contemplan la guillotina; “Queremos ver su accionar”. Un hombre agarra un cordero (la madera lo inmoviliza). “Sólo tarda una fracción de segundo”, dice uno. “Mis ojos no lo pudieron ver”. El gobierno revolucionario abraza a la guillotina como lo haría una niña con su muñeca.

En el bosque

Todo es un círculo que termina en el comienzo. La semilla- el nacimiento- se recuesta sobre mi padre- la tierra- esperando que el agua- que provocara mi amada- caiga. En donde antes se encontraba la semilla ahora veo un arbusto. Medito en silencio y observo como ella, la nube- que no se si avanza o retrocede- ahora es blanca. Mis pensamientos son estáticos (eso creo). Las nubes son sueños imposibles que me pierden. Del cielo a la tierra, mis imágenes bajan: en donde se hallaba el pequeño arbusto…ha crecido…es un árbol.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Ensayo sobre los indios

Muchos años antes de la llegada de Colón, los aztecas ya sabían de la existencia del hombre blanco; los españoles no fueron los primeros. Para los primeros indios que los vieron, los españoles eran Dioses que bajaban de los cielos: las carabelas eran como pájaros y sus alas eran las velas; aparecían por esa línea final- el horizonte- tan pegada al cielo, que las carabelas aparentaban el vuelo por el viento. Los españoles destruyeron los Dioses de los indios y les impusieron la cruz. Los curas les hablan de Dios, el único Dios, el Creador. Los curas cargan las jarras para pasarle agua bendita por la frente de cientos a miles de indios. Agua bendita... ¿pero bendita por quién? Por Dios (ausente). ¿En qué se diferenciaba el agua bendita del agua? En nada. Para sobrevivir, algunos indios son bautizados y fingen aceptar y amar al Dios de los españoles. Por las noches, a escondidas, les rezan a sus propios Dioses.