domingo, 8 de noviembre de 2009

Historia de la Guillotina (Revolución Francesa)

Para la reina de Escocia, el tiempo era eterno: desde la tarima- sus manos atadas y su cabeza contra la madera- sentía las miradas de amor y odio, en una plaza (la iban a decapitar). El verdugo cubre su rostro con una tela negra, sube los escalones y mira el cuello de su víctima. El verdugo ya está preparado: al levantar el hacha, el metal que parece detenerse, reluce en todo su esplendor. Decapitar significa que la cabeza se desprenda del tronco, y para eso, el verdugo debía tener una precisión milimétrica y la víctima no podía permitirse ningún movimiento involuntario. El verdugo deja caer el hacha sobre el cuello de la reina y...no aparece el silencio de muerte. Los gritos de la reina son espeluznantes... su cuerpo tiembla. Los que presencian los gemidos cierran sus ojos, tapan sus oídos, dan media vuelta. El verdugo vive su peor pesadilla: desesperado saca el hacha, la vuelve a clavar. El tercer grito nunca lo podré olvidar.

Habían pasado más de ciento cincuenta años y muchos en Francia todavía recordaban lo que le había sucedido a la reina escocesa (primero escuché; luego olvidé; recordé; ahora lo escribo). “No hijo mío. La guillotina no es un arma. Es un método”. El método mata y los revolucionarios hacen cuentas, suman, multiplican; la guillotina es un principio de economía. “Mi invento inmoviliza al condenado- le dice Guillotin a los revolucionarios- Es el método mas rápido, limpio y humano”, y me quedé pensando en lo humano. E imaginé la madera cerrada que sujeta cuello y muñecas....el triángulo de hierro que caerá me hace imaginar- siempre imaginar- un corte pulcro, perfecto. “¿El método nace por la revolución o la revolución por el método?”. Los revolucionarios y su inventor contemplan la guillotina; “Queremos ver su accionar”. Un hombre agarra un cordero (la madera lo inmoviliza). “Sólo tarda una fracción de segundo”, dice uno. “Mis ojos no lo pudieron ver”. El gobierno revolucionario abraza a la guillotina como lo haría una niña con su muñeca.

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