viernes, 30 de octubre de 2009

Teoría del ejército

Sobre la tierra se encuentra la primera piedra del castillo: al soñador no tendré que volverle a repetir la palabra castillo, ni poner las demás piedras: su imaginación soñadora se encargará de ello. La palabra castillo es acotada: para que el soñador vea la habitación, en mi oratoria, tendré que emplear la palabra habitación. ¿Quién vive en el castillo? Para eso tendré que agregar la palabra princesa, rey o simplemente: “El castillo estaba vacío”. Repentinamente, el relato, en la mente que duerme, cambia: “En el horizonte podía verse un ejército que avanzaba”. La palabra ejército- a diferencia de la palabra castillo- se ramifica: el ejercito suscitará imágenes- en el que sueña- de soldados, armas, caballos, escudos, sangre y gritos de guerra (es más sencillo que alguien se figure a la violencia que a un castillo). “Todo era paz”. Pero, ¿cómo es la paz? ¿La gente come a modo de festejo? ¿Todo era paz porque venían de una guerra? ¿Hay silencio? “Todo era guerra”. Y con sólo una palabra, su imaginación- por sí sola- se encargará de construir el sueño.